Enseñar desde casa

Año 2020, estamos en mitad de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19, hay muchos colegios cerrados alrededor del mundo. Mientras que muchos profesores se han visto obligados a migrar a un enfoque online de un día para otro, algunos tenemos que cuidar de nuestros hijos al mismo tiempo.

Esta situación agudiza la brecha educativa, muchos profesores y centros educativos se esfuerzan cada día para que las diferencias socioeconómicas entre sus alumnos no se traduzcan en diferencias en su educación. Pero en estas condiciones, sin clases presenciales, esos profesores lo tienen más difícil que nunca.

Algunos profesores están repartiendo enviando pdfs con apuntes y tareas a sus alumnos, pero algunas familias no tienen internet, dispositivos o una impresora para conseguir que los estudiantes de la casa accedan a esos materiales. Estas crisis también nos muestran la mejor cara del ser humano: hemos podido ver en los medios a voluntarios y miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado llevando ese material a las puertas de las casas, incluso un club de moteros repartiendo esos deberes.

Sé de profesores que están llamando a las casas para hablar con las familias y los alumnos, darles apoyo y hacerles seguimiento. Los que tenemos posibilidad, conectamos con nuestros alumnos por videoconferencia.

Es fundamental que nuestros alumnos vean que nos preocupamos por ellos y que nos sientan cerca, de ahí que las videoconferencias se hayan convertido en algo fundamental en estos días de confinamiento. Esta tecnología se puede usar para dar una clase a un grupo o a un curso entero, los alumnos pueden participar casi como en clase, el profesor puede sacar a un alumno para participar o mostrar su trabajo al resto de la clase. Las videoconferencias facilitan la conexión cara a cara con los alumnos, no va a sustituir la comunicación "piel con piel" del colegio, pero es lo mejor que podemos tener en la distancia.

En mi caso, creo que no podría gestionar una videoconferencia con una clase entera, cada día me quedo solo cuidando de mis dos hijos pequeños (y jugando con ellos también). Sí me di cuenta de que podría tener videoconferencias individuales, incluso si alguno se me sube encima, así que establecí algunas sesiones de cinco minutos cada día que los alumnos pueden reservar y así poder vernos.

Lo que he estado haciendo es compartir con mis alumnos clases grabadas, hacerles preguntas para que piensen (tal y como haría en una clase normal), pedirles que resuelvan ejercicios, resolverlos yo después, evaluar su toma de apuntes y conectar en chats en videoconferencias individuales.

Aquí debajo se puede navegar en esta infografía interactiva que muestra mi metodología/flujo de trabajo en estos días: