Me han entrevistado para la Newsletter que publica el colegio, es una forma de darnos a conocer a las familias. En este enlace se puede acceder a la entrevista publicada, me apetecía compartir aquí también mis respuestas.
Como digo a mis alumnos la primera vez que nos presentamos: "En mi DNI pone que me llamo Ignacio Santa-María Megía, pero yo soy Nacho". Soy profesor de matemáticas en secundaria y Coordinador del PAI (Programa de los Años Intermedios) que es la secundaria del BI (Bachillerato Internacional), llevo desde 2011 en el colegio y a lo largo de estos años también he dado clases de Tecnología y de IAEE (Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial).
En el colegio me gustaban dos asignaturas: matemáticas y educación física, ninguna más. Llegaba a pedirle ejercicios extra a mi profesor de matemáticas pero me decía que dedicara el tiempo a hacer las tareas del resto de asignaturas (porque sabía que no siempre las hacía). Llegado el momento tuve muy claro que quería hacer la carrera de Matemáticas, no concebía otra cosa.
Por suerte, en aquella época nadie quería estudiar Matemáticas y no tenía nota de corte, creo que hoy en día no habría conseguido entrar ya que por fin se dieron cuenta de que lo que aporta la carrera va mucho más allá de saber muchas matemáticas. Ahora es uno de los grados con más nota de corte.
Como le digo a los alumnos: "Matemáticas es pensar y resolver problemas" y la carrera te forma para eso, antes se pensaba que estudiar Matemáticas sólo servía para dar clase de matemáticas, ahora estamos muy bien valorados.
Sinceramente, y suelo comentarlo con mis alumnos, nunca quise ser profesor de matemáticas, yo quería investigar en la universidad y al terminar la carrera hice los cursos de doctorado y la tesina, pero lo dejé al darme cuenta de que mis compañeros del doctorado serían mi competencia para una plaza y ellos vivían por y para estudiar; pero yo no tanto. La suerte quiso que desde tercero de carrera empezara a dar clases particulares para tener autonomía económica y le fui cogiendo el gusto a dar clase. No era un profesor particular al uso, quería que mis alumnos entendieran, no que simplemente aprendieran a hacer. Así que yo elegí a las matemáticas pero la docencia me eligió a mí.
En su libro Learning to love Math, la neuróloga Judy Willis afirma:
Este es un tema muy peliagudo. Por un lado, las matemáticas pueden ser desagradecidas, el esfuerzo no siempre se ve recompensado y eso es frustrante, pudiendo llegar a generar ansiedad llamada "Math-anxiety" la que se han dedicado muchas horas de investigación. Yo tengo una tesis: quitando la primera vez que nos dicen que no, aprendiendo a vestirnos, a ponernos los calcetines o a atarnos los cordones, es probable que con las matemáticas sea una de las primeras veces que experimentamos frustración, al menos conscientemente. Entonces entra en juego nuestra tolerancia a la frustración y su gestión.
Está estudiado que la frustración por no conseguir un objetivo puede derivar en aburrimiento y desinterés o en ansiedad y bloqueo dependiendo del valor que le demos al objetivo que queremos lograr. Por otro lado, también está estudiado que para lograr comprensión profunda hace falta cierto nivel de frustración, para comprender algo debemos experimentar un conflicto cognitivo, algo que no sabemos inmediatamente y que debemos "descifrar".
Como profesor de secundaria y sobre todo de los primeros cursos, me suelo encontrar con que los alumnos creen que las matemáticas son una suerte de aprenderse recetas y aplicarlas. Les digo que yo no enseño matemáticas, yo pretendo enseñarles a pensar utilizando las matemáticas de excusa. Suelen quejarse bastante, siempre recordaré a una alumna que está actualmente en segundo de bachillerato y que gritó en medio de clase "¡¿Por qué nos haces pensar?!" a lo que contesté con una carcajada y un "Gracias por el cumplido".
Algunos alumnos sienten que las matemáticas no les aportan nada, que con saber las operaciones básicas ya tienen, no entienden qué les va a aportar en su vida resolver ecuaciones exponenciales, factorizar un polinomio, resolver un límite o una integral, etc. No tienen la madurez para darse cuenta de que no se trata de saber hacer todo eso (bueno, para la EBAU sí), sino de ser capaz de hacerlo. Me explico, para poder hacer cualquiera de esas cosas tienes que haberte aprendido unas reglas (idealmente habiéndolas comprendido primero) y utilizarlas para resolver un problema; y, en la vida, vamos a tener que hacer eso mismo con otras reglas y otros problemas.
A resolver problemas (no necesariamente de matemáticas) se aprende resolviendo problemas (tampoco necesariamente de matemáticas). Recordemos que un problema es una situación que no sé resolver inmediatamente, si la supiera resolver no sería un problema sino un ejercicio.
Es difícil lidiar con la falta de interés o de motivación hacia la asignatura, algunos lo suplen por el interés por las notas, lo que es una pena por un lado pero una vía de entrada por otro. Como lo que se nos da mal, habitualmente, no nos gusta y lo que nos gusta es lo que se nos da bien, lo que intento es que consigan logros para felicitarles e ir consiguiendo un cambio de actitud hacia la asignatura.
Intento proporcionar a todos los alumnos la oportunidad de contestar bien a preguntas para las que tienen que pensar y si no saben, lo razono con ellos para que vayan aprendiendo. También está estudiado que exponer la relación entre esfuerzo y progreso (en mi caso en matemáticas) hace que se vayan fortaleciendo ciertas conexiones neuronales que llegan a cambiar la autoestima y las actitudes hacia las matemáticas en particular.
Creo que ya lo he contestado, las matemáticas enseñan a pensar bien y ¿qué hay más importante?
Por otro lado, como también he comentado, las matemáticas frustran y aprendiendo a gestionar esa frustración seguramente ayude a aprender a gestionar la frustración en otros ámbitos de la vida.
En el colegio seguimos el PAI, que proporciona un marco de enseñanza-aprendizaje con una marcada línea metodológica basada en la indagación. Por otro lado, a lo largo de estos años he tenido la oportunidad de formarme con cursos como Enseñanza para la Comprensión (EpC), Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), Aprendizaje Cooperativo, Aprendizaje Servicio, Flipped Classroom, Thinking Based Learning (TBL) o Gamificación. Gracias a las ideas del Flipped Classroom conseguí sacar adelante el curso 2019-2020 en pleno confinamiento, pero no lo he vuelto a usar.
He probado y me he ido quedando con lo que creo que mejor me funciona teniendo en cuenta las características de la asignatura y mi propia forma de ser, actualmente sobretodo el TBL y EpC.
Actualmente seguimos la propuesta de Innovamat en primero y segundo de ESO que son los cursos en los que llevo varios años impartiendo matemáticas. Es una propuesta con la que llevamos dos años y está basada en el estado del arte en didáctica de las matemáticas, se trata de lo que yo ya hacía (enseñar a pensar y fomentar la comprensión) pero con un equipo pedagógico, matemático y de diseño detrás que proporciona unos recursos ricos y visualmente atractivos. Antes de adoptar ésta propuesta, los contenidos de matemáticas de secundaria se daban en otro orden y otro grado de profundidad en esos cursos, por lo que algunas de las cosas que hacía anteriormente ya no puedo hacerlas.
Por ejemplo, durante la cuarentena realicé un curso de la XI Escuela de Educación Matemática Miguel de Guzmán acerca de MathCityMap para crear rutas matemáticas que cristalizó en "De Geometría por Vegueta" y que disfrutaron los alumnos de los dos cursos siguientes. También realicé, junto a mi compañero Iván Pulido y durante tres años un proyecto llamado "Yo sé resolver problemas con ecuaciones" con el que obtuvimos el premio a Mejor Experiencia Educativa Innovadora en el SIMO de 2019 y que presenté en el VII Congreso Internacional sobre Aprendizaje, Innovación y Cooperación (CINAIC 2023), se basa en la investigación acerca de los beneficios que reportan la elaboración de problemas en matemáticas por parte de los alumnos. Iván y yo también realizamos varias gamificaciones, llegando a dar talleres de Break Out EDU en varios congresos nacionales organizados por la Comunidad Profesional para la Transformación Educativa GEG Spain.
Durante algunos años también realicé "Las mil y una demostraciones sin con palabras del Teorema de Pitágoras" llevando las expresiones orales a la clase de matemáticas para que los alumnos pusieran palabras a demostraciones sin palabras del famoso teorema. Esta actividad llegué a presentarla online en el V Encuentro GeoGebra de la Sociedad Canaria de Profesores de Matemáticas (SCPM) "Luís Balbuena Castellano" y presencialmente en el I Encuentro Internacional de GeoGebra en 2023.
He usado muchas metodologías a lo largo de estos años, ahora mismo con Innovamat no siento tanto la necesidad de innovar para cubrir un vacío, la verdad es que lo tienen todo pensado, pero eso es sólo hasta que se me ocurra algo nuevo.
Como bien dice Marcos Marrero (uno de los promotores del movimiento OAOA que muy acertadamente se ha empezado a implantar en los primeros ciclos de primaria en el colegio):
Ojo que Marcos (y yo también) defiende el cálculo y la necesidad de adquirir destreza calculando, pero no es necesario machacar con fichas interminables de multiplicaciones de tres cifras por tres cifras, es más importante tener diferentes estrategias para realizar la misma operación para poder hacerla de manera eficiente y que el cálculo escrito sirva para mejorar, a largo plazo, el cálculo mental. La calculadora nos permite centrarnos en lo importante.
Al margen de la revolución que supuso la calculadora, las tecnologías digitales actuales permiten que los alumnos tengan acceso a la información (los apuntes, ejercicios..) en sus bolsillos y en clase en su Chromebook o iPad. Además, puedo proyectar en la pizarra recursos que fomentan la indagación y la comprensión de manera interactiva y muy visual. Por otro lado, en el caso de Innovamat, dispone de una Práctica Digital semanal que propone a los alumnos un número de ejercicios incluyendo lo último visto en clase y revisitando temas anteriores que, además, se adapta al nivel de desempeño de cada alumno subiendo la dificultad o incidiendo en aquellos que más les han costado.
Es gracias a las TIC que pude elaborar todos los recursos para esos proyectos que mencioné anteriormente.
Si te refieres a las competencias clave establecidas en la LOMLOE y recomendadas por el Consejo de la Union Europea, las matemáticas ayudan a desarrollar sobre todo las siguientes:
Competencia en Comunicación Lingüística: Los alumnos deben tener que expresar sus razonamientos (como siempre recuerdo a mis alumnos: lo que importa es el proceso),
Competencia Matemática y en Ciencia Tecnología e Ingeniería: Obvio.
Competencia Digital: Gracias, no sólo a la calculadora, sino a la hojas de cálculo o herramientas de visualización como GeoGebra.
Competencia Personal, Social y de Aprender a Aprender: Como decía al comienzo, las matemáticas ayudan a gestionar la frustración.
Competencia Emprendedora: Al enfrentarse a retos o problemas se desarrollan las habilidades requeridas para innovar o emprender.
Con la educación en general y con las matemáticas en particular pasa algo curioso, como todos pasamos por el sistema educativo, muchas personas se creen con derecho a opinar. Si se te estropea un electrodoméstico y llamas a un técnico, no se te ocurre opinar acerca de cómo hace la reparación. Si tienes una fuga de agua y llamas a un fontanero, no opinas acerca de su proceder. Salvando, claro, que por lo que sea no confíes en el técnico o el fontanero, en cuyo caso llamarías a otro, ¿no?
En mi opinión las familias no deberían opinar y criticar a la ligera la manera de enseñar a sus hijos, a mi parecer sólo demuestran desconfianza en el profesor, cosa que los niños perciben y afecta a su capacidad de aprender. Con esto no quiero decir que no se deba criticar, la crítica constructiva es necesaria, pero si la crítica es constante y sin fundamento, creo que es más desconfianza o inseguridad.
La implicación de las familias es fundamental, debemos ser un equipo y confiar los unos en los otros. En el colegio los alumnos adquieren conocimiento y desarrollan habilidades, de hecho desarrollan habilidades mientras adquieren conocimiento. Creo que la contribución de las familias debe ser en el desarrollo de habilidades más que en la adquisición de conocimiento, se aprende en el colegio, no en casa. Es fundamental que las familias apoyen con las rutinas, los hábitos, las buenas formas, incluso con habilidades de pensamiento cuando razonan en casa o discuten acerca de algún tema.
No creo que deba ser la tónica general que en casa se tengan que sentar a explicar algo que se ha dado en clase. Hay casos puntuales en los que un alumno se ha quedado atrás por una ausencia por enfermedad o que tiene alguna necesidad educativa en los que sí me parece que estaría justificado.
En secundaria, la gran mayoría de los alumnos que tienen profesor particular de matemáticas no lo necesitan. Sí puede que necesiten a alguien que les ayude a ponerse a estudiar o a hacer tareas, que se siente a su lado para asegurarse de que las hace, pero no clases particulares. Estas clases particulares innecesarias tienen un efecto indeseado, los alumnos (como no las necesitan) pueden permitirse el lujo de no atender en clase porque ya se lo contarán en casa.
En primaria ocurre que algunos alumnos llegan a clase con las tareas perfectas pero no saben defenderlo ni son capaces de hacer un ejercicio similar en clase. Claramente les han ayudado, o peor, se las han realizado. Si un estudiante llega a casa con una tarea de matemáticas que no sabe hacer, hay que decirle que lo haga como crea y le diga a su profesor/a que no ha sabido hacerlo, es fundamental que lo sepa. De nada serviría explicarle (no es la función de la familia) o decirle cómo se hace, el/la profesor/a debe saber qué saben y qué no saben sus alumnos, si llegan todos con las tareas bien hechas, el/la profesor/a piensa que todo va de maravilla. También puede darse el caso de que en casa surja una duda concreta de algo que saben pero no están seguros o necesitan un matiz, ahí sí se puede ayudar pero parando si se detecta que es algo más profundo para que pregunten en clase.
Tras varios años sugiriendo las bondades del movimiento OAOA, le estoy haciendo un seguimiento cercano a su implementación en el colegio comentando con las profesoras y parece que genera rechazo entre algunas familias que no entienden por qué las matemáticas no se dan como antes, como aprendieron ellas. La realidad es que tanto el movimiento OAOA como Innovamat beben de la misma fuente, la investigación en didáctica de las matemáticas, y que está comprobado que favorecen el aprendizaje de las matemáticas frente a la manera tradicional de enseñarlas.
Hay otra cita del libro que mencioné antes que es muy relevante a este respecto:
En resumen, las familias pueden ayudar asegurándose de que los alumnos se sientan a hacer tareas o a estudiar e incluso comprobar que lo hacen. Pueden ayudar a estudiar, preguntando acerca del contenido, debatiendo.. Pero no ayuda realmente que expliquen la materia, salvo en aquellos casos puntuales en los que podría estar justificado, deben dejar que los profesores hagan su trabajo y no lo pueden hacer si creen que sus alumnos saben cuando no es real.
Una última cosa en cuanto a las clases particulares, el objetivo debería ser que los alumnos comprendan y no que simplemente aprendan a hacer, el objetivo debe ser aprender y no aprobar o sacar nota, eso será una consecuencia de haber aprendido. Me recuerda a lo de "Dale un pez a un hombre y comerá hoy. Enséñale a pescar y comerá el resto de su vida." Pues eso, enseñemos a pescar.
Mi libro favorito de pequeño era La historia interminable, literalmente no podía parar de leerlo. Si tuviera que recomendar un libro ahora sería El infinito placer de las matemáticas de Alessandro Maccarrone, es un libro que derriba la dificultad de las matemáticas.
En lugar de una película, me quedo con una serie: Los Soprano, como dice un amigo mío, en su conjunto, es la mejor película de la historia.
Me ha venido a la mente la canción A desobedecer de el Kanka, un cantautor malagueño al que he escuchado en directo en varias ocasiones, la primera fue en 2012 en una habitación a un metro escaso gracias a los conciertos organizados por Cantautores en Vegueta.